martes, 9 de diciembre de 2014

HELIOS 44-2


Dieciocho años antes de la Perestroika y la Glasnov, en 1972, desde Rusia nace un pequeño lente de cámaras Zenit, el Helios 44-2. Un pequeñín producido en masa, a precio huevo y que hasta el día de hoy se sigue comercializando de segunda, tercera y muchas manos. Sus 58mm de focal, y su abertura de 2 lo hacen un curioso, extraño y codiciado lente por aquellos de presupuesto reducido, digamos que bastante reducido.

Su nitidez es interesante, ya que puesto a prueba con otros objetivos de marcas reconocidas como Canon y Nikon, de similar milimetraje y prestaciones, el Helios hace pelea, cual comunista haciendo frente a los nazis en Stalingrado. Bueno, el lente es de la URSS. Probado especialmente contra el Canon 50mm 1.4 USM las diferencias en calidad son bastante poco evidentes.

Olvidé mencionar que es un lente radioactivo.




Pruebas:
1° fotografía
Canon 50mm 1:1.4 USM
ISO 100
f/2.0
Vel 1/50

2° fotografía
Helios 44-2 58mm 1:2
ISO 100
f/2.0
Vel 1/50


 Como se puede apreciar en las imágenes, la aberración cromática del Canon es alta, cargada al magenta. Helios presenta una leve aberración cromática verde. También el Canon supera en contraste al Helios, pero en nitidez ambos van a la par. Hay que considerar que el canon tiene su f/ stop en 1.4, y el Helios en f/2, con esto recordemos que la mayoría de los lentes u objetivos tienen su peor rendimiento en los extremos del recorrido del diafragma. El que Helios haga la pelea con el canon, con esta desventaja, ya es un logro. Por este motivo, en el canon se aprecia un mejor perfil de bordes, mayor respecto del Helios en este punto.

Recortes. 1° fotografía Canon, 2° fotografía Helios.







 1° fotografía:
Canon 50mm 1.4 USM
ISO 100
f/ 5.6
Vel 1/50

2° fotografía
Helios 58mm f/2
ISO 100
f/5.6
Vel 1/50









1° fotografía:
Canon 50mm 1.4 USM
ISO 100
f/ 5.6
Vel 1/50

2° fotografía
Helios 58mm f/2
ISO 100
f/5.6
Vel 1/50



Finalmente, en f/5.6 el Helios se impone levemente en nitidez, pero sigue varios pasos atrás en contraste. Curiosamente, da un "apastelamiento" de los colores. Muy propicio para cierto tipo de retratos. 

Otro fenómeno interesante, es que el Helios, al ser un lente manual, el cuerpo de la cámara no compensa ciertas cosas. Por ejemplo, en las fotos tomadas con el 50mm de canon, la resolución de imagen es idéntica al del 58mm, cuando con una variación de milimetraje se registran cambios en este factor cuando se toma en RAW. 


Cualquier duda, crítica o corrección, pueden consultar abajo o a pbaeza@gmx.es

Gracias por pasar. 

domingo, 7 de diciembre de 2014

Es diecinueve de septiembre por la noche, la parada militar termina y las transmisiones de la televisión vuelven a su curso normal. Enrique se desprende de la sintonía y toma el celular para organizar un asado. Un par de horas después llega a su casa un variopinto grupo de personas, de variadas edades y vestimentas. Cuando saludan al anfitrión de la casa, en vez de estrechar las manos, el saludo es a la altura del antebrazo, como si buscando un cuchillo se tratase, o algo en la manga de las ropas, chocan el hombro fuerte y pasan al living. La mayoría viste de camisas cuadrillé con pantalones perfectamente planchados y zapatos lustrosos, corte de pelo regular, salvo uno que a todas luces es un rockero de larga cabellera y ropas algo traposas.
                Después de conversar un rato, pasan al patio, donde los recibe un gran perro que no se condice su estampa con lo cariñoso de su carácter. Sacan dos bolsas de carbón, sale un costillar de medio metro de la nada, y ponen una gran bandera chilena a la que los invitados saludan con un vaso de vino en alto. Todos son nacionalistas.
El nacionalismo chileno
                El nacionalismo chileno tiene varias vertientes. La más curiosa y poco conocida fue la del  Movimiento Nacional Socialista de Chile (MNSCH), que  se conformó el 5 de abril de 1932, en respuesta a las malas gestiones políticas del parlamentarismo y sumado a la crisis del 29 que llevaron a Chile a un abismo en lo social, económico e institucional. Ya en 1933, este nuevo movimiento, expresó su repudio a la derecha conservadora de la época, al liberalismo, a la izquierda socialista y el estalinismo de la internacional comunista. Hubieron en ese mismo año, enfrentamientos en las calles de Santiago entre estos grupos políticos, con muertes incluidas. Se reflejaban en el fascismo italiano y el corporativismo o nacismo alemán. Los gestores del MNSCH fueron el economista Carlos Keller y el abogado Jorge González von Mareés. Lograron sacar tres diputados en 1937, gracias a la alianza con Carlos Ibañez del Campo, llamada Alianza Popular Libertadora.  
                El 5 de septiembre de 1938, los nacistas chilenos intentaron hacer un golpe de Estado a Alessandri Palma. Fracasaron y fueron fusilados ese mismo día en lo que hoy conocemos como Ministerio de Justicia, ex Edificio del Seguro Obrero, nombre por lo que fue apodada esa matanza. Los fusileros: militares partidarios de Ibañez. Así comenzó la historia del nacismo y fascismo chileno, entre engaños, triunfos y traiciones.
                Hoy existe un resurgimiento de estos movimientos políticos, que nada tienen que ver con la escalada de violencia de género, racial y cultural perpetrada por los “neonazis” de la década del 2000. No son pocos sus exponentes contemporáneos, dentro de los más conocidos está Alexis López, fundador de Patria Nueva Sociedad (PNS) y el escritor Miguel Serrano.
                ***
Se acabó la cerveza
                Luego de haber saludado a la bandera, Enrique sus demás “camaradas”, como suelen llamarse entre ellos, empiezan a hablar del obrero y sus derechos para y con el patrón, sobre los sindicatos y tres palabras que rondarán constantemente: altruismo, reciprocidad, justicia.
                Uno de los comensales toma una java vacía y le dice a Gustavo que si compran más cerveza. Así que parte un grupo de cinco a la botillería más cercana. El barrio no es ni próximo a ser un lugar por el cual alguien se atreva a exponer un celular o algo que pueda aparentar valor. Pero los drogadictos y el lumpen que anidaba en las esquinas, al ver pasar a estos cinco, se apartaban, bajaban la mirada o simplemente se retiraba del lugar con tal de no incomodar a este grupo que avanzaba a paso tranquilo y relajado por el sector.
                Cuando llegaron al destino para comprar las cervezas, las piden en un lenguaje que no pega ni junta con el que usa la gente de por ahí. Demasiado formal, parece hasta chistoso o alegórico. Le pasan a Enrique la java llena y es cargada entre dos. Al llegar a un paso cebra, un vehículo no se detiene y por poco atropella al anfitrión de la junta, quién alcanza a pegarle un palmazo al auto en el vidrio trasero. El auto se detiene y se bajan dos sujetos del interior. Aquí se pudrió todo, como diría un argentino.
-          ¡Ten cuidado, “flaite” concha de tu madre!
-          Qué te pasa huevón, ¿por qué le pegaste al auto?
-          Casi me atropellas, aprende  a manejar, animal
Los cinco de la comitiva se detienen en seco. Sus expresiones se ponen sombrías, aún en la noche. El conductor parece ir algo ebrio, trastabilla cuando baja del asiento, no le intimida que esté en desventaja numérica, en el caso de alguna trifulca. Se escuchan dos disparos, la gente corre y todo se musicaliza con los gritos de mujeres de una fiesta cercana. La botillería  cierra rápidamente las cortinas metálicas y los locatarios de una carnicería próxima salen a mirar que ocurre. Al sujeto del auto se descompuso completamente. A su lado, Enrique sostiene una pistola Beretta nueve milímetros, aún humeante apuntando al obscuro cielo, “el otro va al cuerpo”. El conductor ebrio se sube como un zombi al auto y se va. Nada sucede y todo vuelve a la “normalidad”.
La violenta escena no se condice, aparentemente, con los valores que este grupo profesa. Enrique explica que el exceso de tolerancia fomenta la delincuencia y el mal obrar social, y que ellos están en contra de cualquiera que sea un atentado para la sociedad y su orden, “hay que darle un susto a esos sujetos, que sepan que no pueden hacer lo que quieran”.
***
Esta célula nacionalista se desmarca del nacismo propiamente tal, se proclaman fascistas. Puede que para alguien que no esté preocupado de estas diferencias sutiles, le signifique nacismo y fascismo como sinónimos, pero Enrique aclara que hay diferencias de bases en la estructura y visión de Estado que se pretende buscar. Ahondan en el altruismo en favor del obrero, que no sea explotado. Exigen la reciprocidad, para no fomentar “entes parasitarios” del esfuerzo colectivo del pueblo. Finalmente, se encarnan en una justicia equitativa para los chilenos, y que se les permita la organización en células sociales, agrupaciones comunitarias con voz frente al Estado.
El Líder y el “neofascismo”
                El líder es un hombre de un metro setenta y cinco, atlético y de rasgos criollos. Diferente a Enrique con su metro ochenta, de complexión generosa e ibérica. Tiene una labia especial, poco habitual al momento de hablar de política: simple, al grano y sin palabras hermoseadas.
                Ricardo es el gestor de esta idea de empezar un movimiento político fascista en Chile. Alaba la misión y gestión del partido nazi griego, Amanecer Dorado, pero no tanto a su base política. Busca llegar a escaños de poder en Chile, con su gente: concejalías, alcaldías y cargos distritales de diputados. Asumen que, para llegar a ese paso, primero deben tomar en cuenta la opinión de la clase obrera chilena, porque siempre se ha omitido y sesgado, bajo su postura.
                Respecto a su opinión sobre temas controversiales para nuestra sociedad, específicamente lo que postula sobre el movimiento LGTB. “La verdad, es que nosotros somos tolerantes, aceptamos que su condición sexual exista. Pero ellos, más que nadie, son los más intolerantes. No estamos de acuerdo a que se nos ‘homosexualice’ a la ciudadanía. Este último tiempo, estos señores le han faltado el respeto a la gente con sus actos indecoroso”. Por otro lado, la postura de Enrique es algo más dura. “Las minorías no son prioridad. No estamos a favor con su despliegue histriónico ‘borderline’. Sin embargo, no abogamos por su exterminio o algo que atente contra su integridad física”.
                Sobre otros temas sujetos de debate social como la legalización de la marihuana, el aborto y el matrimonio igualitario, su postura es muy próxima, si es que no igual, a la de la Iglesia Católica e Iglesia Evangélica.
                En nuestro país existen muchas células de corte nacista y fascista, de las cuales destacan dos: Movimiento de Acción Nacional Socialista de Chile (MANS) y el PNS. Ricardo cuestiona el actuar de MANS, lo considera inmaduro y poco efectivo. Ellos proceden con intervenciones ciudadanas y manifestaciones por el centro de Santiago, que a su juicio, no es el camino por el cual hacer las cosas y un cambio político importante.
                ***
                La psicóloga Betsy Dazarola, plantea que este tipo de movimientos se están presentando en nuestro país por una falta de representatividad política doctrinaria. “Hoy los partidos políticos están en una búsqueda incesante de electorado que los prefiera. En este proceso han relegado a segundo plano a los militantes o personas que los siguen por afinidad doctrinaria con sus bases políticas. Este grupo de personas, al no sentirse representados como antes, comienza a buscar, crear o empatizar con movimientos políticos con un discurso y actuar apegado a ideas bien delimitadas”.
                Cierto es que en nuestro país, los tres tercios en la política ya no están definidos como lo era durante la formación de partidos como el Partido Nacional, el MIR o el antiguo Partido Socialista, donde los límites y diferencias en las aspiraciones de cómo gobernar y administrar una nación, operaban de otro modo.
                Dazarola agrega que, estos grupos, también responden a un proceso propio de las sociedades donde existen grandes diferencias sociales y económicas, como una respuesta más reaccionaria ante posibles injusticias. Es subjetivo, para la psicóloga, que sean o no movimientos políticos de ideas más autoritarias. Todo va a depender del nivel de cultura política y liberalización de la sociedad.
***
Es el primer sábado de noviembre. Enrique y Ricardo están conversando en el patio del asado anterior. Afinan los últimos detalles de la célula, para pasar a ser movimiento político.
                Con la infaltable cerveza en la mesa, Ricardo emplaza a Enrique a que diga lo que piensa sobre el primer objetivo a corto plazo del movimiento. La conversa se da en un tenor algo lento y cíclico. El enrome perro duerme junto a una escopeta calibre 12, apoyada en la mesa improvisada de contrachapado que está en medio del patio. La escena es curiosa, probablemente fue así como se gestó el movimiento nacista chileno de 1932, en un patio de casa, con ropa colgando al fondo y una parrilla con quincho muy usada en una esquina. Dos hombres hablando de ideas políticas, de Estado y Nación, de cómo deberían ser las cosas.
                El objetivo a corto plazo es lograr sacar un concejal en Santiago, si logran aquello sería un gran triunfo para Ricardo, Enrique y el movimiento. Hablan largo y tendido sobre el obrero y lo abandonado que está de la opinión y acción pública. Misión difícil es quitarle el principal capital político al Partido Comunista, el obrero o como ellos llaman: proletariado. Los dos fascistas, sentados en la mesa, aclaran que la diferencia radica en que ellos son obreros, trabajadores de pulso; los comunistas no, al ser de izquierda en público y en privado son de derecha. “Sabemos lo que es el sacrificio por llevar el sustento al hogar. Ellos —comunistas— no”, finaliza Ricardo. Enrique, algo más iracundo expresa, “sin embargo comprendemos que la verdad solo se impone y vence desde el poder. Quien detenta el poder, detenta la verdad. Nosotros tomaremos el poder desde los sindicatos obreros y arrebataremos de los labios de la izquierda los cantos pro obrero”.

                Finalizada la reunión, se retiran del patio. La silueta de ambos se pierde cuando desde un polvoriento paradero, entran por la puerta de un bus del Transantiago, por las calles de la periferia de la capital.


martes, 18 de noviembre de 2014

Democracia a la chilena

Por Pablo Baeza Contreras


Caminando a los colectivos a Maipú que están en Moneda con Alameda me topé con una algarabía de bombos, cornetas, pitos, banderas y muchos gritos con consignas que de seguro molestó a más de alguno de los carabineros de fuerzas especiales presentes en el lugar.  Cada luz verde en la Alameda daba pie a un juego de presiones entre los efectivos policiales y los manifestantes, que dicho sea de paso, eran profesores molestos con el sistema en general.
Los seguí por varias cuadras. Noté algo de tensión en el ambiente cuando tomaron dirección norte por calle Moneda, deciden doblar con rumbo fijo a la Plaza de la Constitución. Las estatuas de Alessandri y Allende impávidas frente a la escena: un piquete de carabineros impidiendo que los profesores avanzaran a la plaza y al palacio de La Moneda, donde se presumía que estaba la presidenta, la misma que habló en defensa de los ofuscados docentes durante su campaña. Motivos tienen para estar molestos, quién no los tendría trabajando 48 horas diarias, formando al capital humano del país, la base de nuestra sociedad, por un promedio de trecientos mil pesos al mes.
Carabineros aproximó un bus repleto de efectivos acorazados, un vehículo lanza gases y un carro lanza agua —conocido por el nombre de cierto auquénido escupidor, bien patriótico. La multitud de educadores se embraveció; a sus espaldas estaban estos acorazados vehículos amenazándolos con altoparlantes y al frente un piquete de fuerzas especiales.
Lo que ocurrió a continuación es cuanto menos curioso: el auquénido de metal retrocedió, se retiró el bus y el zorrillo desapareció por calle Moneda. Los docentes deciden retomar la ruta, pero de vuelta al punto de partida, donde otro piquete los esperaba junto a varios oficiales quienes terminaron por disolver la manifestación en base al diálogo.
Toda esta historia refleja la democracia a la chilena casi en su totalidad, de paso el cómo hacemos la diplomacia y nos relacionamos con todo lo que sea fuerino o diferente. Se llegó al consenso, no sin antes hacer evidente que se negoció con una pluma en la mano y la espada en la otra, un proceder “muy a la chilena”, también bastante presidencialista. La ruta tomada por los enojados profesionales se oponía a los esfuerzos de Carabineros por llegar al alcázar del Ejecutivo, pero nadie pareció disponer que la ruta al Judicial estaba libre y sin atavíos. Coincidencia o no, parece ser que toda protesta, malestar, obligaciones, y resguardo de los derechos es visita obligada a una función de nuestro Estado, de las tres principales, cuales nos jactamos de una perfecta institucionalidad, en la alegoría, la ejecutiva. Misma función que se apropió de la espada y la pluma del ícono del judicial y de la labor de reglamentar, propia del legislativo —no por nada el ochenta por ciento de nuestras leyes han emanado de La Moneda.
Este breve acto de una hora, mostró el cómo se suelen hacer las cosas por estas tierras, fiel reflejo del legado de nuestro emblema: Por la Razón o la Fuerza. 












jueves, 30 de octubre de 2014

Aproximación personal a la fotografía callejera

Fotografía callejera o Photostreet

Está de moda el concepto de fotografía urbana o callejera -bueno, quizás lleva casi 100 de moda. Lo interesante de este interés en los motivos de la calle, lo que nos entrega día a día, la fijación por lo habitual y redundante, puede ser dar una nueva mirada a lo que nos parece monótono.

Willy Ronis, fotógrafo de mediados del siglo XX, busca en sus fotografías impresionar con perspectivas novedosas lo que ya se había transformado en clásico. Eso lo vemos hoy con la avalancha de motivos urbanos que pululan por la mayoría de las redes sociales.

¿Es llegar y hacer fotografía callejera? Sí, en cuanto a los recursos técnicos, mínimos, pero no desde lo ético. ¿Nos hemos preguntado si la persona a la que hacemos un robado quiere salir en nuestras fotos y masificar su cara por internet? ¿Realizamos el ejercicio de ponernos en el lugar de la "víctima" que la fotografía robada en la calle es una suerte de pillaje del bandido?

Algunos se escudan en que es un espacio público, y en efecto la calle lo es, pero ¿qué nos da derecho de apropiarnos de la imagen de una persona? El consentimiento, el respeto y el beneplácito. Nada cuesta avisar a nuestro robado fotográfico que le hemos realizado una fotografía.

Entonces que, ¿tomamos fotos a los arbolitos y edificios? Quizás, y aquí es donde entra lo complejo de la fotografía urbana: el cómo lograr hacer una foto de un momento humano sin transgredir el derecho a propia imagen del o los sujetos. Con técnica.

Jugar con planos cerrados, transgresores, lo mismo con encuadres antitécnica suelen dar mejores resultados que una fotografía apegada a la técnica básica formal. Por ejemplo, si vemos a una madre abrazando a su hija en pleno paseo Ahumada, la escena es conmovedora, no hay una doble intencionalidad y ya podemos imaginar una foto elogiada llena de "likes" y de comentarios tales como "ohhh que foto más hermosa". Perfecto, nos hemos hecho famosos, brevemente, con un momento privado de una madre con su hija que para mala suerte estaba en un espacio público y un fotógrafo al acecho. Lo más lógico sería hacer esa foto capturando las expresiones, los rostros de ambas y en especial de la niña: es aquí donde debiésemos tener la pregunta de qué queremos capturar, si los rostros o lo que inspira ese momento. Una foto de espaldas, buscando algún contrapunto podría funcionar, y no violamos el derecho a la propia imagen de esas personas, el momento sigue siendo el mismo, pero sin individualizar a nadie. Si eso conmueve a muchos es porque está dentro de la generalidad, pues, !a buscar el elemento general! Que los rostros no lo son.

Otro ejemplo muy clásico es el del indigente. Vamos, ¿que el pobre sujeto con suerte y tiene un par de cartones para dormir y le vamos a privar su derecho a decidir sobre si su rostro salga de manera pública? Bien, queremos capturar la situación de calle, aquí dos posibles caminos: consentimiento informado o volver al ejemplo anterior y ponerse rupturista buscando el elemento común que todos entendemos excluyendo los particulares.

Visto de otro modo, ¿qué nos faculta como fotógrafos entusiastas de la calle a apropiarnos de una imagen que no es nuestra? ¿Qué nos permite o da licencia de capturar a otra persona en un estado de desgracia, mal traer, con el fin dramatizar y alegorizar una situación?

Nadando contra la corriente.